El uno de enero de 2014 empecé un proyecto diario Los días contados.
Un grupo de personas decidió utilizar un calendario de anuncios vintage de la editorial Taschen para usarlo como material principal para realizar una pieza a partir de collage, principalmente hecho a mano. Tomé el proyecto como una excusa para realizar una pieza a diario, sin ninguna pretensión, ni con la idea de llevarlo a cabo todo el año.
Sin quererlo se convirtió en un laboratorio experimental, donde jugaba entre papeles, me forzaba a probar nuevas composiciones, a utilizar material distinto y encontré un lenguaje propio a medida que iban avanzando los días. Hubo tiempos en que me agotaba la cadena diaria, pero con una obsessión genética que llevo continué el proyecto.
El primer año no me impuse ninguna limitación, de ahí algunos resultados extraños, otras maravillas y un caos de formatos.
A continuación hay una selección del 2014: